EN CONTEXTO. CUATRO PASOS DE APROXIMACIÓN

EN CONTEXTO. CUATRO PASOS DE APROXIMACIÓN
CARME NOGUEIRA

publicado en: TRANSDUCTORES 3, prácticas artísticas en contexto. Itinerarios, útiles y estrategias., Ed. Centro José Guerrero, Granada, 2015, pp 147-157

CUESTIONES PREVIAS
¿qué me dice el lugar?
¿cómo dirigirme a él asumiendo mi posición, mi punto de vista?
¿cómo contar lo que he visto, lo que ha sucedido?

Hacerme una pregunta
Cuando me planteo un trabajo artístico es normalmente el lugar el que me lleva a preguntarme sobre algún conflicto. Esos conflictos son más o menos visibles o más o menos convencionales. Quiero decir con esto, que muchas veces nos hemos acostumbrado a ver las cosas, los lugares y las personas bajo un determinado punto de vista y hemos normalizado cuestiones que quizá puedan ser tomadas por conflictivas.
Cuando hablo de lugar me refiero a un conjunto de situaciones que suceden en un espacio concreto. El lugar es físico, pero también social, político, temporal. He aprendido a contemplarlo en su complejidad gracias a muchos teóricos y artistas (María Lois, geógrafa con la que colaboro en muchas ocasiones, William Whyte, Jane Jacobs… por mencionar algunos ) pero también por mi propia experiencia de trabajo. Cada vez que me aproximo a un lugar soy consciente que no se trata de una entidad estática sino que cambia dependiendo de quien lo mire/use y que no es el mismo a una hora que a otra. Soy consciente también que existen unas normas más o menos consensuadas sobre cómo debemos referirnos a él o cómo debemos tratarlo.
Y cuando hablo de conflicto me refiero a cuestiones sutiles como los usos de una plaza (“Qué facer coas nosas prazas? , Travesía de Vigo , Calaf ) o bien cuestiones de representación, de cómo hemos entendido un lugar, cómo se entiende a sus habitantes o cuál es la deriva hacia la que va (Nos Camiños , Castillete. Retablo Minero, Rotterdamweg ). Estas cuestiones, como he dicho antes, no se entienden como conflictivas o bien el conflicto se encuentra en otro lugar: queremos solucionar una plaza poniendo objetos o controlar el crecimiento ordenando las edificaciones, cuando la propia lógica del lugar podría hablar por sí misma y sugerirnos otras formas de nombrar, ver y entender el conflicto.
Mi trabajo comienza siempre con una pregunta: ¿Cómo ha llegado esto a ser así?

Nombrar mis respuestas previas
Soy consciente de que tengo una voz y de que esa voz proviene de un lugar determinado, que estoy hablando desde lo que soy hoy. También he aprendido gracias a una importante tradición crítica (el feminismo una de ellas ) que siempre hay un narrador y que no existe el narrador universal. Por eso es importante descubrir mis respuestas previas.
Y mostrar ese lugar desde el que estoy hablando.
En muchas ocasiones el proceso de trabajo va mostrando esas respuestas previas, esas formas de referirnos al lugar que tenemos asumidas, normalizadas. El proceso de trabajo va cambiando al trabajar Por eso considero tan importante hacerme visible, para no pretender aparentar que el lugar habla libremente y de una forma neutra.
Mi voz representa esa consciencia de la ausencia de neutralidad (en “O río, a terra, a fábrica” , “Castillete”)

Hablarle al contexto
La puesta en práctica de mi trabajo tiene que ver con establecer esa pregunta o cuestionamiento en el espacio, haciendo visible de donde viene. En este hablarle al contexto se produce un diálogo que afecta tanto al trabajo como al lugar.
Una de mis series se llama “Objetos de interpretación espacial ” justamente porque alude a este papel que tiene la intervención. No se trata de dar respuestas, sino de funcionar como una especie de traductor, como posibilitador de otros puntos de vista sobre el lugar. Es un objeto que pretende hacer proliferar las voces.
Y al mismo tiempo que este proceso tiene lugar (que aprendemos a ver el lugar desde otro punto de vista) también la propia intervención se dota de nuevos significados y deja al descubierto mi punto de vista.

Usar el lenguaje del arte
Una de las cosas más importantes es la naturaleza de la intervención. Alguna vez he dicho que, ante la dificultad de definir mis intervenciones o como respuesta al cuestionamiento: “¿es esto arte?”, respondo que son arte porque no son otra cosa. Es una definición muy vaga, que requiere ser matizada, pero me sirve para distanciarme de otros convencionalismos, para hacer pensar en la naturaleza del objeto (acción o intervención). Ésta no tiene una “funcionalidad” a priori, no tiene la obligación de solucionar ningún problema, pero sí se establece en el lugar con una materialidad muy precisa.
Mi posicionamiento es que ese objeto (acción o intervención) tiene que poder hablar de las relaciones que he establecido con el lugar, tiene que ser capaz de hacer esa pregunta de la que hablaba al principio, de un modo artístico. Esto es, con una afirmación de la forma e intentando que no se agote en el significado, que tenga un excedente que le permita actualizarse, que no sea una mera traducción.
Como intentaré mostrar más adelante con un ejemplo, la forma en la que decimos las cosas, cómo las mostramos, es significativa. En el caso del trabajo artístico esa forma es la materialidad de la obra. A diferencia de una intervención meramente reivindicativa, por ejemplo, o funcional, las intervenciones artísticas tienen que tener, a mi juicio, una atención fundamental a la forma, a eso que aporta específicamente la forma. En mi trabajo intento que esa formalidad funcione como una extrañeza que nos haga cuestionar el orden de lo visible. Esa extrañeza en la formalización puede ser, por ejemplo, una jardinera que se ha convertido en banco, un relato con un salto significativo, etc.

Creo que esta es una de las partes más complejas del trabajo. Es un proceso además que debe empezarse cada vez de nuevo, porque surge del propio lugar, de la experiencia con el contexto.

Castillete. Retablo minero, un ejemplo.
Estos puntos que acabo de señalar anteriormente quizá se puedan entender más fácilmente si explico un caso práctico:

Hacerme una pregunta
Castillete. Retablo minero se articula a partir de una serie de aproximaciones al valle y al pueblo de Sabero, lugar donde surgió la primera industria minero-siderúrgica del país a principios del siglo XIX y que fracasó años más tarde, subsistiendo exclusivamente como explotación minera. A pesar del auge industrial, y siendo Sabero albergue de distintas colonias y comunidades inmigrantes hasta su cierre definitivo en los años 90, su paisaje apenas revela el impacto de dichos asentamientos más allá del carácter fantasmagórico de las numerosas instalaciones en desuso y las unidades habitacionales construidas para dar cabida al aumento poblacional a principios del siglo XX.

La exposición, concebida como un dispositivo de “puesta en relación” entre materiales, relatos y registros que conforman las distintas capas sedimentarias propias de este paisaje, propone estimular el estudio de estos componentes como un proceso de auto-reflexividad que profundice sobre las implicaciones estéticas y epistemológicas implícitas en el propio deseo de querer conocer el lugar .

La pregunta que me hice al encarar este trabajo se refería al paisaje. Es evidente que los espacios industriales abandonados sugieren muchos cuestionamientos: sobre cómo se ha producido la transición de un uso industrial a convertirse en otra cosa (muchas veces, quedarse vacíos), sobre cómo se entiende su pasado (agrícola) o su futuro, etc.
En este caso me preguntaba cómo podía convertirse un espacio como éste en un espacio turístico (ya que éste parece ser el discurso en el lugar: convertir el pasado fabril en un objeto de museo dentro de la lógica del turismo). Me preguntaba sobre el pasado de lucha obrera, de trabajo… y sobre su huella, que tenía que estar todavía presente. Me preguntaba por cómo se imaginaban el lugar los propios habitantes, lejos de los convencionalismos que se nos presentan.

Nombrar mis respuestas previas
Era evidente que existía un juicio previo por mi parte. Existía una resistencia a musealizar el lugar, a convertir ese pasado de trabajo y resistencia (que es común a muchos otros lugares, es una historia que conocemos, un caso local que nos habla de una realidad global) convertirlo, decía, en una imagen cerrada que vender, un discurso oficial sobre cómo habían devenido los acontecimientos.
Me resistía a entender la industria separada del lugar, una industria que yo veía convertida en paisaje.

Portada de la publicación Castillete, 2012

Hablarle al contexto. Usar el lenguaje del arte
Con este posicionamiento me acerqué al lugar.
Cómo decía anteriormente, mi intervención se plantea como un hablarle al lugar, intentar provocar un diálogo (hacer proliferar las voces) para contaminar las ideas previas con lo que el propio lugar tiene que decir.
En este caso partí de una de las realidades con la que me había encontrado: el relato institucional sobre el pueblo y su deriva. Existe en el pueblo un Museo de la Siderurgia. La pieza central de ese museo es una maqueta con un relato sonoro. Ese relato (audio-visual) me sirvió perfectamente como punto de partida para mi trabajo. Tanto el audio como la maqueta están hechas con una lógica realista y figurativa, es decir, cuentan el paisaje y su historia desde el discurso oficial, señalando lo que hay que ver.
Me situé como objeto de interpretación espacial, al dirigirme a los habitantes del pueblo para rehacer el discurso de la maqueta desde las vivencias personales. El primer paso fue contactar con el museo. De este modo tuve acceso al discurso literal de la maqueta (que yo quería de alguna manera deconstruir) y también a la realidad desde la que se construía el museo en el pueblo. El Museo me facilitó el contacto con extrabajadores de la minería y también el acceso a su archivo de memoria oral.
Mi sola presencia en el pueblo originó que la gente supiese que tenía interés en conocer su historia. En cierto sentido ellos (los habitantes del pueblo) sabían de mi interés. Es por esto que digo que me convertí en objeto de interpretación espacial.
Contacté con algún extrabajador directamente, otros se acercaron en mis paseos por el pueblo, otros vinieron a través de entrevistados… y algún otro estuvo valorando tiempo si acercarse a charlar.
Mi pregunta sobre los cambios en el pueblo, sobre las experiencias de trabajo y de vida, me llevaba de persona en persona, de testimonio en testimonio, de forma que construí un nuevo relato.
Esta sería la parte de “puesta en escena”. No diría que es exclusivamente un trabajo de documentación, porque, como decía antes, mi propia persona afecta a las respuestas. Entiendo ese proceso como parte del trabajo artístico, en su resultado (en las cosas que me dijeron los entrevistados) pero también en su forma (en el modo que las entrevistas tuvieron lugar).
Hablarle al lugar desde un punto de vista concreto, hacerlo visible, pero al mismo tiempo dejando al descubierto desde donde habla la Historia, que en este caso representa el relato de la maqueta.
Posteriormente este proceso tiene que ser contado. Y es aquí cuando es importante hacerlo de una forma que no traicione los supuestos antes nombrados: eligiendo el lenguaje del arte.
La forma en la que reconstruí el relato fue haciendo un collage sonoro en el que yo interpretaba las frases literales oídas durante mis entrevistas. Fragmentos de vidas en las que se podía contar la misma historia oficial, los mismos sucesos, pero desde el punto de vista de los que lo han vivido. Y esa historia se narraba con la sutura de mi voz.

Collage, 2012. Detalle del audio montado como collage en la instalación

En la formalización de esta pieza (el audio) son importantes dos cuestiones:
1.-que se incorpore mi voz para mostrar de donde viene el discurso, para hacer visible que el collage tiene unos cortes y un montaje.
2.-que los testimonios sean literales porque la materialidad aporta significado. La forma en la que se cuentan las cosas afecta a las cosas mismas.
El collage que ahora se ofrece como relato, como representación del lugar, no es tan coherente como la realidad con la que me encontré (el audio de la maqueta en el Museo) ya que los testimonios no ofrecen sólo un punto de vista. Se incorporan además voces que no son centrales en la Historia (la oficial, por ejemplo, limpiadoras, emigrantes…).
Es un relato que ofrece sus huecos, sus paradojas, algunas que había intuido en mi primera visita al lugar, otras nuevas. E incorpora también al autor, mostrando que no existe la neutralidad, tampoco en el Museo.
Pero esos huecos son muy significativos. Abren el discurso.

Castillete, 2012 Maqueta con audio, instalación.

La pieza se completa con una maqueta que reinterpreta el discurso visual del paisaje. Priorizando lo oído en los testimonios: una maqueta negra, como el carbón que ha dado sentido al lugar (y aún sigue dándolo) según sus habitantes y con la reconstrucción de las casas de los trabajadores, los edificios de trabajo… y casi nada más. El paisaje se construye en la imaginación de aquel que oye el relato y lo sitúa en el lugar. Que lo reconstruye.
La instalación de la maqueta con el audio se situaba en el MUSAC en la entrada de la sala. El audio comenzaba a sonar a demanda, cuando el espectador accionaba un botón que se situaba al lado de la cartela. De esa forma escuchar el relato era un acto activo.
Es importante añadir que este relato se encontraba abierto a réplica. Podía hacerse por dos vías: la primera a través de un libro de visitas que se situó al lado de la cartela. La segunda vía fue una convocatoria abierta para aquellos que deseasen acercarse a conversar conmigo, en este caso, en el marco de la instalación, en el Museo.

El audio no se modificó finalmente porque tanto en el libro como en la convocatoria pública no surgieron rectificaciones o cuestiones significativas que añadir.
Castillete, 2012 Espacio de trabajo instalación.
El proyecto tuvo una segunda parte. En la trasera de esta instalación se encontraba un espacio de trabajo para la edición de un número facsímil (falso facsímil, en realidad) de la revista que editaba la empresa minera en tiempos de su funcionamiento: Castillete (de ahí el nombre de la exposición). En este espacio se encontraban materiales de trabajo que luego iban a formar parte de la revista: bocetos para la portada con imágenes de las instalaciones mineras hoy en día, el collage del audio en el que se mostraban los cortes (las diferentes voces) que en el audio quedaban borradas ya que una sola voz (la mía) hablaba por todas esas voces y la colección completa de la revista Castillete que se mostraba como otro retrato del lugar. A través de los números antiguos de la revista podíamos ver cómo había cambiado el paisaje, pero también cómo la industria minera había cambiado su relación con el lugar.

Castillete, 2012 Colección completa de la revista Castillete, instalación.
Castillete, 2012 Bocetos de portadas y materiales gráficos presentes en el espacio de trabajo.

En este espacio de trabajo tuvo lugar un ciclo de conferencias. Este material dio lugar al nuevo Castillete. Con la edición de esta revista se completó el proyecto.

PROYECTOS RELACIONADOS O RECOMENDADOS

“Castillete, Retablo minero” Carme Nogueira, MUSAC 2012
“Nos camiños” Carme Nogueira, CGAC 2007
“If you lived here” Marthe Rosler, Dia Art Foundation, 1989
“The dark Madonna” Suzanne Lacy with Anne Bray, Carol Heepke and Willow Young, Universidad de California, 1986

BIBLIOGRAFÍA
- Condorelli, Celine, “Support Structures”, Ed. Stenberg Press, 2009
- Hayden, Dolores, “The grand domestic revolution”, Ed. Mit Press 1982
-Jacobs, Jane: “Muerte y vida de las grandes ciudades” Capitán Swing, 2011.
-Lefebvre, Henry, “The production of space.” Cambridge: Blackwell, 1991
-Linker, Kate, “Representación y sexualidad” en Arte después de la modernidad, Brian Wallis ed. Akal, 2001
- Lois, María, “Beweglicheszentrum (El centro en desplazamiento I)”,en Catálogo de Becas de Artes plásticas Fundación Botín, 2011
- Lois, María, “Arte e parte: singularidades dunha intervención artística” en
Nos Camiños, CGAC, 2007
- Miessen, Markus, “The nightmare of participarion”, Ed. Sternberg Press 2010
- Miessen, Markus y Basar, Shumon, “Alguien dijo Participar?” Ed. Dpr-Barcelona, 2009
- Mulvey, Laura, “Visual Pleasure and Narrative Cinema”, Screen 16.3 Autum pp 6-18, 1975
- Petrescu, Doina (editora), “Altering Practices”, Ed. Routledge, 2007
-Whyte, Willian H., “The Social Life of Small Urban Spaces”, 1980

Artículos relacionados