Vida Gallega

Vida gallega.

Carme Nogueira.

CENTROCENTRO, Madrid

Comisariado por Tamara Díaz Bringas

19 octubre 2018 – 27 enero 2019

Fotografías Javier Fernández Pérez de Lis

 

La memoria del lugar es el punto de partida de esta exposición dedicada al trabajo de Carme Nogueira (Vigo, 1970), comisariada por Tamara Díaz Bringas. La nueva intervención de la artista evoca modulaciones de espacios de trabajo realizadas por dos arquitectos de origen gallego vinculados a la historia constructiva y de usos del Palacio de Cibeles: Antonio Palacios, responsable –junto a Joaquín Otamendi– de su proyecto y construcción entre 1904 y 1919, y Alejandro de la Sota, quien trabajó en el edificio entre 1961 y 1984 como funcionario público de la Dirección General de Correos y acometió obras de acondicionamiento y reforma. La lectura de Nogueira de ambas intervenciones funcionales toma la forma de un biombo-dispositivo de exposición que da respuesta al uso actual del espacio como centro de arte y sirve como elemento a un tiempo modulador y expositor. A la manera de un biombo que va desplegando sus partes, la exposición propone asimismo un recorrido por algunas de las investigaciones, metodologías y poéticas de la artista. vida gallega pone en primer plano la posición siempre situada, encarnada, del trabajo de Carme y su preocupación por hacer visible el propio lugar de enunciación. Si a menudo sus obras citan otros textos, voces, discursos, lo suelen hacer en primera persona, enfatizando los procesos de traducción, doblaje e interpretación que participan en la constitución de un lugar. La pregunta por las mediaciones vivenciales y discursivas que modelan un espacio o un paisaje atraviesa sus propuestas, así como la interpelación a un presente conformado de muchas tramas, de historias discontinuas y memorias en conflicto. Junto a un diálogo con el edificio, vida gallega presenta proyectos de las últimas dos décadas en la trayectoria de Nogueira, en las que investigaciones en torno a espacios, paisajes o ciudades convocan a menudo una memoria del trabajo y las luchas obreras, prácticas de emancipación feministas o anticoloniales. Se trata de acoger la contradicción y no apaciguarla. De ahí que a veces una obra –"objeto de interpretación espacial", "intervención en sitio específico" o "dispositivo de sala", como los llama la artista– pueda devenir espacio de encuentro, plaza, ágora.

Tamara Díaz Bringas.